viernes, 13 de abril de 2012

Tras las huellas del Sudeste ,Haroldo Conti




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  1. Tras las huellas del Sudeste
    Por Gustavo Moure – Fotos: Javier Heinzmann

    La lancha de "Interisleña" arrancó humeante y a pleno sol, cargada como para un fin de semana en el Delta. Adentro, la gente. Arriba, las "Helatodo" junto a cañas de pescar, bolsas de carbón y bidones de agua. Afuera, el río Sarmiento, color marrón. El recreo "Galeón de Oro" era la parada esperada. Había que bajar en su muelle y recorrer el recreo a lo ancho hasta toparse con el arroyo Cruz del Gambado.

    Allí recaló en los ’50 un escritor enamorado de la vida de los simples, de los trabajadores del junco, de los pescadores, de los navegantes, de los espíritus ermitaños, como el suyo. Compró una casita de madera y material. Del contacto con el río surgió su novela "Sudeste", fiel reflejo de esas almas solitarias que sólo podrían encontrarse en la silenciosa lejanía del Delta; también sus cuentos "Todos los veranos" y "Marcado", y su texto periodístico "Tristezas del vino de la costa", este último basado en el Delta rioplatense sureño, el de Berisso.

    Llamó a sus personajes el Viejo, la Vieja, el Boga, el Largo, el Cara, el Hombrecito, el Cabecita, el Oscuro. Seres que casi no tienen nombre, pero sí identidad. Héroes anónimos, sobrevivientes. Náufragos. Todos igual a su autor: Haroldo Conti.

    "Y el río trajo sus cosas también. Sobre todo aquel llamado que nos urgía de todas partes, principalmente desde el río abierto que resplandecía cada vez más. Entonces nuestros pechos se dilataron como si les faltara el aire y se apoderó de nosotros un ansia desmesurada de partir porque la tierra debajo de nuestros pies se había tornado extraña y todos los lugares estaban allí, de alguna manera presentidos, enviándonos sus mensajes a través del río."

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